El papel de la familia en el desarrollo de un niño es indiscutible. Es donde tienen su primera interacción social, donde aprenden sus primeras palabras, donde aprenden los sistemas de roles, las normas que rigen nuestra sociedad…
Y por eso el Dr. Suzuki da tanta importancia a la familia en el proceso de aprendizaje.
Según Palacios y Rodrigo (1998): “La familia es una unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia que se desea duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia”.
Hablamos de familias como un conjunto de relaciones interpersonales que están sometidas a distintas fuentes de influencia y que experimentan diversas situaciones de cambio. De esta forma, cualquier cambio que se produzca en alguno de sus miembros, cambiará el sistema familiar en su conjunto. Y ¿quien está en continuo cambio en la familia?
También los acontecimientos a los que se enfrenta la familia contribuyen de manera esencial en su trayectoria y evolución. Lo que vivimos en familia afecta y define a cada uno de sus miembros, pero más intensamente a esos “adultos en formación”. Muchos de estos acontecimientos son normativos y los afrontan la mayoría de las familias, como puede ser el nacimiento de un hijo o el nacimiento de un hermano, la entrada en la adolescencia,…Es lo que muchos autores han denominado Ciclo Familiar, es decir, las distintas etapas que podemos encontrar en la evolución de la mayoría de las familias. Y aquí es donde entra otro factor fundamental de la evolución de nuestra familia: cómo afrontamos los acontecimientos que le ocurren en ella.
La familia no es sólo un escenario de desarrollo para los más jóvenes, sino también para los adultos que en ella conviven. Porque tenemos multitud de artículos, estudios, ponencias,…sobre el desarrollo del niño y sus etapas. Pero, ¿que ocurre con el desarrollo de los padres? Podéis leer aquí esta entrada sobre el estadio evolutivo de los padres.
Es por todo esto que, estos años de aprendizaje musical van a marcar a nuestra familia y cómo van a ser sus miembros. Y si escucháis atentamente durante el proceso de aprendizaje de vuestros hijos veréis que:
– A los más pequeños: les enseñará a esforzarse para obtener resultados, a entender que las metas no siempre están a la vuelta de la esquina, a escuchar a los demás y prestarles atención (tan importante en la resolución de conflictos), a entender que no todos somos iguales, respetar a sus iguales…y a sus diferentes, adquirirán el precioso regalo de la sensibilidad, de aprender que los pequeños detalles importan (incluso que a veces son fundamentales), de la importancia de trabajar en equipo y formar parte de el, … pero, sobre todo, sobre todo, aprenderán a ser una buena persona.
– Y, para los padres: les enseñará a ser pacientes (¿parecía fácil, eh?), a cambiar la forma de enfrentarnos a los conflictos con nuestros hijos, a tener recursos para salvar esos momentos críticos, aprenderán a escuchar a los más peques, a cambiar su forma de comunicación con ellos, a fortalecer los vínculos con nuestros hijos… pero, sobre todo, sobre todo, a ser una buena persona. Y todas estas cosas ya las sabemos como padres, pero siempre, siempre, aprenderemos algo de nuestros hijos.
Así que un consejo: disfrutad en familia de los momentos de aprendizaje con el instrumento, ya sea en clase, en casa, en los conciertos,.. Disfrutad de ese momento en el que solo importan ellos y vosotros. No os dejéis superar por la “necesidad” de aprender una pieza nueva. Lo que necesitan nuestros hijos es a nosotros.
Y es que, la familia que toca unida, permanece unida 😉.
Feliz día de las familias.
El niño que baja de la cama es un ser puro que hace aquello que deberían hacer todos. Cuando sale el sol todos deberían levantarse, pero los padres todavía duermen y este pequeño ser va, como si dijera: “aprendan a vivir sanamente, en la mañana deben despertar”.
Pero el niño no es un maestro, solamente va a verlos porque los ama, tal vez ha tenido que atravesar cuartos oscuros, cerrados para no dejar pasar la luz demasiado temprano, el niño va, se tropieza, no tiene miedo de la oscuridad ni de las puertas cerradas, y llega cerca del padre y la madre y los toca dulcemente. “Niño no me despiertes en la mañana”, y el niño responde: “no te desperté, solo te di un beso”, y los padres piensan en cómo corregirlo.
Pero, ¿en qué otra ocasión durante nuestra vida sucederá que alguien apenas se despierte desee correr hacia nosotros superando cualquier dificultad sin la intención de despertarnos sino de darnos solamente un beso? ¿Quién hace esto por nosotros?
El niño que ama despierta, no solamente en la mañana, al padre y a la madre que muy frecuentemente se duermen en la vida. Todos tenemos la tendencia a dormirnos sobre las cosas y hace falta que un nuevo ser nos despierte y nos tenga atentos con maneras que no sean nuestras. Alguien que actúa de manera diferente y cada mañana venga a decirnos: «mira, hay una vida mejor, aprende a vivirla”.
Aprovechamos para recomendaros este libro donde aparecen estas palabras de María Montessori:
El Niño en familia
María Montessori.
El niño en familia reúne una serie de conferencias dictadas en Bruselas en 1923, en donde María Montessori esboza la creación de una escuela para padres.
Este texto es entonces una lectura ineludible, no solo para los científicos y los educadores, sino también para los padres y el público en general, ya que habla de uno de los problemas sociales más urgentes.
La humanidad no podrá avanzar únicamente con los adelantos de la ciencia y la tecnología, tendrá que mirar la parte más vulnerable y sensible de la sociedad: El niño.
Los problemas de la educación se derivan de una causa central que yace en el subconsciente social de toda la humanidad.
Los problemas de la educación que se relacionan con la individualidad, el carácter, el desarrollo de la inteligencia y la libertad tienen origen en el conflicto permanente entre el adulto y el niño.
