Motivación intrínseca vs motivación extrínseca
La motivación regulada por el ambiente es generalmente una consecuencia artificial, ajena a la propia persona. Sin embargo, la motivación puede no ser por causas ajenas.
Es decir, la motivación puede ser auto regulada o regulada por el ambiente. Cuando la conducta está motivada por fuerzas intrínsecas está auto-regulada. Cuando la motivan fuerzas extrínsecas está regulado por el ambiente. Pongamos un ejemplo. Si un alumno participa por primera vez en una clase de grupo porque tiene curiosidad por ver cómo es, esta motivación será auto-regulada. Si el mismo alumno participa en la clase de grupo porque después tendrá algún regalo, la motivación está regulada por el ambiente.
La motivación auto-regulada generalmente surge de intereses, necesidades y reacciones personales al propio comportamiento. Si la evaluación de un alumno de su competencia personal produce sentimientos positivos, estos pueden convertirse en motivadores intrínsecos para seguir trabajando. Este tipo de motivación intrínseca vendrá determinada por:
– la historia genética,
– la historia personal: Experiencia que arrastra un individuo desde su nacimiento. Dichas experiencias van modelando los elementos que motivan al individuo, los incentivos que lo atraen y el tipo de conductas que puede realizar para satisfacerlos. De hecho, los juicios referidos a lo que es placentero y grato, se basan en la experiencia que ha tenido ese individuo con situaciones similares.
– y las variables psicológicas del individuo: los seres humanos somos diferentes y únicos.
LA MOTIVACIÓN INTRÍNSECA
Imagínate que vas de excursión a un lago y allí hay una niña tirando piedras al agua. En cada lanzamiento, ella busca la piedra más plana con mucho esmero y pone todo su empeño en cada lanzamiento. Cada vez que consigue que la piedra rebote sonríe, pero se muestra frustrada cuando falla. Pero, aún así, está más entusiasmada con el éxito que con el fracaso. Sus lanzamientos pueden seguir toda una hora. Al principio intenta que cada piedra rebote en la superficie al menos una vez. Después de practicar media hora es posible que haya desarrollado dos o tres técnicas para conseguir más saltos cortos, salto largo, etc.
La niña está jugando (el juego es una motivación intrínseca para ellos). Para una niña de ciudad como ella, el lago es un lugar nuevo (novedad) que le permite hacer uso de su imaginación de forma diferente (reto). Con cada piedra tiene un resultado distinto (imprevisibilidad). Para ella es un desafío. Pero se siente competente a medida que practica.
Este tipo de comportamientos es más que sólo un juego. Es la oportunidad que tiene la niña de desarrollar una habilidad, de sentirse capaz y autodeterminante y a aprender a hacer una actividad por el simple hecho de hacerla.
Todas las teorías vistas anteriormente hacen referencia a elementos intrínsecos que activan una motivación y por lo tanto, una conducta.
La conducta intrínsecamente motivada es aquella que se realiza únicamente por el interés y placer de realizarla. Está basada en una pequeña serie de necesidades psicológicas que son responsables de la iniciación, persistencia y reenganche de la conducta frente a la ausencia de fuentes de motivación extrínseca. Las conductas intrínsecamente motivadas, lejos de ser triviales y carentes de importancia, animan al individuo a buscar novedades y enfrentarse a retos, para satisfacer necesidades psicológicas importantes. La motivación intrínseca impulsa al individuo a querer superarse y obtener logros de adquisición de dominio.
Existen dos maneras de disfrutar de una actividad: realizarla para conseguir motivadores extrínsecos (dinero, elogio, reconocimiento social,..) y las personas intrínsecamente motivadas (por el puro placer de hacerlas)
Y, ¿por qué una tarea es intrínsecamente motivadora?
1. Por las características propias de la actividad (nivel óptimo de reto, nivel de complejidad, novedad e imprevisibilidad). Cuando se repiten estímulos idénticos, el grado de exploración disminuye, lo mismo que a medida que desaparece la novedad. El interés, la curiosidad y la exploración están en su punto máximo la primera vez que exploras las Cataratas del Niágara, pero no la cuarta. Por lo tanto el uso de repeticiones idénticas, disminuirá la motivación intrínseca.
2. Reto óptimo. En 1990, Mihaly Csikszentmihalyi estudió el concepto de “flujo”. Es un estado de concentración en el que se da una implicación absoluta con la actividad. La acción de la persona se da sin esfuerzo, es una sensación donde la persona siente que tiene absoluto control de sus habilidades y es intrínsecamente placentera. Y este “flujo” se da en situaciones en las que la habilidad de la persona es igual al nivel de dificultad de la tarea. Si la tarea exige demasiado, será concebida como imposible creando sensación de ansiedad y preocupación en el alumno. Y si es demasiado fácil, será concebida como poco importante y el aburrimiento es incompatible con el flujo.
3. Auto-percepciones de la competencia y autodeterminación.
Cuando las personas se encuentran con desafíos, algo novedoso y tiene la autopercepción de que puede hacerlo, entonces suele mostrar conductas intrínsecamente motivadas.
Debemos encontrar un equilibrio entre una actividad como juego y una actividad como trabajo. El elemento juego en una tarea son los alumnos que disfrutan de los resultados de sus respectivas tareas, el elemento trabajo en una tarea son los profesores/padres que estructuran cómo se han de comportar los estudiantes. Si las acciones de los estudiantes son excesivamente controladas de cerca, se puede empezar a perder el interés. El reto del profesor es encontrar un equilibrio entre disfrute/control:
1. Estructura una tarea de modo que sea compleja, no demasiado, la vean asequible pero suponga un desafío.
2. Dar feedback sobre los rendimientos para promover la auto-determinación
3. Dar recompensas extrínsecas cuando son necesarias pero de modo que sostengan las percepciones de competencia y autodetermonación.
LAS CONDUCTAS INTRÍNSECAMENTE MOTIVADAS EN LOS NIÑOS.
Jean Piaget fue de los pocos científicos en interesarse por las capacidades de los niños. Elaboró su famosa Teoría del Desarrollo Cognitivo en los niños y fue el primero en considerar el juego como algo más que sólo diversión, como algo educativo. Cuando los niños juegan, aprenden nuevos olores, tactos, colores, aprenden las consecuencias y límites de sus acciones,…
Para el bebé ese juego es una actividad sensoriomotora (tocar, mirar, estirar, chupar,…). Este juego es de motivación intrínseca y el uso de sus capacidades sensoriomotoras es plancentero en sí.
A partir de los 18 meses, segunda etapa del juego, su juego es simbólico y utiliza objetos elegidos al azar para representar objetos reales (una piedra como un coche). Así los niños pueden manipular y cambiar aspectos de la realidad para producir nuevas e interesantes situaciones imaginarias.
Durante la tercera y cuarta etapa, el niño va desarrollando sus habilidades de habla, imaginación, inteligencia, coordinación, fuerza, comprender la realiadad, adaptarse a ella,… Así acaba usando la imitación, modelamiento y reconstrucción como parte de su juego. Es su forma de asimilación de la realidad.
Cuando un niño juega, pone todo su empeño en ello. Por lo tanto, el juego le ofrece la oportunidad de usar y desarrollar un repertorio emergente de habilidades y talentos.
Toda actividad puede tener una motivación intrínseca y extrínseca (podemos empezar a estudiar música porque nos llama la atención, nos divierte, tenemos curiosidad,… pero también porque obtengo elogios, becas, una oportunidad de trabajo,…)
¡OJO! EL PRECIO OCULTO DE LA RECOMPENSA
¿Que pasa si a un alumno con alta motivación intrínseca, se le premia por realizar la actividad?
Pues, después de varios experimentos se concluye que si la recompensa es tangible y tiene expectativas de realizarla, reduce esa motivación intrínseca e interfiere en el proceso de aprendizaje, ya que distraen la atención del proceso de aprendizaje hacia las conductas necesarias para obtener la recompensa (quieren recibir la recompensa cuanto antes, sin intentar obtener un dominio de la habilidad). Además, las recompensas extrínsecas también debilita la creatividad y hace que la gente se decida por tareas fáciles.
Vale. Entonces ¿que? Pues cada cosa a su tiempo.
Debemos usar las motivaciones extrínseca cuando nos encontremos con las siguientes situaciones
a) buscar primero maneras de aumentar el valor intrínseco de la actividad: hacer los programas de aprendizaje interesantes para los alumnos (relacionarlo directamente con su mundo y con ellos mismos, enseñarles el valor de ellos como personas a través de la actividad, enseñarles el sentimiento personal ante una tarea bien hecha,…). Pero esto sólo se puede obtener en alumnos mayores (a partir de 10/12 años)
b) motivación intrínseca inicial baja. Para conseguir que una actividad que no nos llama la atención, se convierta en atractiva.
c) En momentos de “decadencia motivacional”
d) Alumnos pequeños que aún no entienden el concepto de auto-satisfacción.
e) No usarlas si ya existe una motivación intrínseca alta.
MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA.
Después de observar que, a pesar de que el cinturón de seguridad salva vidas, sólo un 15% de los conductores hacían uso de él y de que, después de una agresiva campaña publicitaria sólo consiguiera aumentar el uso del cinturón del 17´1% al 17´2%, la universidad de Virginia realizó un experimento llamado “la lotería del cinturón”. Para hacer publicidad de la lotería se colgaron posters en las aulas y también se anunció en la radio. La lotería consistía en que los policías del campus universitario apuntarían las matrículas de todos los conductores que llevaran cinturón de seguridad. A continuación las matrículas entraban en un sorteo de hasta diez premios semanales (por valor de entre $20 y $450). Para poder ganar esos premios los conductores tenían que hacer uso del cinturón de seguridad. En el tiempo que duró la lotería, el uso de los cinturones de seguridad aumentó un 25´8%.

Premiar la conducta obediente con incentivos atractivos es sólo un aspecto de la motivación extrínseca. La otra estrategia sería el uso de los estímulos aversivos. En el caso de los cinturones de seguridad, el estímulo aversivo es la alarma desagradable que suena y que sólo se apaga cuando el conductor se pone el cinturón de seguridad. Por lo tanto, la gente se pone el cinturón de seguridad, no para salvar sus vidas, sino para evitar el desagradable sonido de la alarma.
Y ahora, toca hablar de recompensas, castigos e incentivos. ¿Conoces las diferencias? ¿Sabrías como usarlos? Pues no te pierdas a leer: Motivada yo mucho, parte IV.







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